Con sus 24 años Alejandra había tenido suerte dispar con sus novios, quizás su origen humilde había influido en el devenir de los acontecimientos. Hija de un hogar de pobres recursos económicos, Alejandra creció siendo testigo de la escasez y la pobreza. Quizás por eso la naturaleza la había “compensado” con un cuerpo realmente bello. Eran muy llamativas sus potentes curvas, inclusive cuando estaba terminando sus estudios primarios, mientras las demás niñas aún jugaban con muñecas y eran miradas, como pequeñitas, a ella el busto le marcaba fuertemente sus prendas, delatando una precocidad para la cual no estaba aun preparada. Notaba en la mirada de los adultos un direccionamiento hacia sus pequeñas tetas que ella no podía colegir el alcance de tales observaciones. De a poco, se sucedieron los años, y con ellos los cambios. A los 14 años había practicado su primera fellatio a su “noviecito” José Luís, tres años mayor que ella, quien supuestamente tenía mucha experiencia y la amaba… El le indico que si ella estaba enamorada de él, debía darle la prueba de amor, si bien Alejandra no era ninguna ingenua, le parecía como demasiado la pretensión del muchacho para alguien tan inexperta. Finalmente, accedió, chupo una y otra vez su miembro, mientras el le metía las manos entre sus tetas, al cabo de muy poco tiempo, cuando Alejandra creía que aun faltaba mucho mas, y que el sexo era como en las películas algo que duraba mucho, sintió en su boca que el pene de su novio, crecía súbitamente, se inflamaba, sobre todo su cabeza, como si estuviera por explotar… efectivamente en eso estaba cuando sintió un fuerte chorro ácido corriéndole por su traquea. Para su sorpresa, no sabía que hacer con el fluido, no sabía si escupirlo o no, le daba una rara sensación nauseabunda, pero ante el pedido de José:”.. tragatelo todo putita”, pensó que eso debía ser, no exenta de cierto sentido del asco. En realidad, ese fue el primero de muchas mamadas y también de tragadas que la aguardarían a lo largo de su vida. Pensándolo bien, eso hubiera sido lo mejor, seguir tragando, pero no. Con su ultimo novio, inclusive lo habían hecho sin cuidarse, como consecuencia de lo cual se encontraba preñada y sola. La vida la había colocado en la disyuntiva de estar embarazada, sin casa, sin pareja, estable, pero a la vez no quería dejar de pasar la oportunidad de tener a su futuro hijo. A fin de continuar con su incipiente maternidad, Alejandra concurrió al Hospital Publico de su barrio, donde luego de una larguísima espera, típica de nosocomios de zonas densamente pobladas y con bajos recursos económicos, consiguió ser atendida por un obstetra, que para su suerte era muy amable y dispuesto. De hecho, el Doctor Fernando, ese era su nombre, le dijo que en lo sucesivo y hasta que diera a luz el bebe el iba a ser su médico. Luego de explicarle los cuidados, peligros y evolución de las primeras semanas de embarazo, acordaron la fecha del próximo control. Para ese entonces Alejandra asistió mas relajada, si bien la espera fue de horas como la vez anterior, sentía que en el medio de tanta incertidumbre de su vida, había algo seguro, que era su embarazo y también que se sentía por vez primera contenida por alguien, que era su médica. En este nuevo encuentro, también le agrado la cordialidad del profesional y para su sorpresa le ofreció atenderse en su consultorio privado, dado que no disponía de mas turnos dentro del hospital y como le había prometido continuar atendiéndola, fiel a su palabra, le ofrecía esta alternativa. Alejandra, sorprendida por la buena actitud del galeno, agradeció y así fue como quedo para las futuras consultas. Así fue como en lo sucesivo se atendió en el consultorio privado, lugar mucho más agradable y cómodo que el Hospital. Para todo esto, llevaba su tercer mes de embarazo, Fernando le dedicaba más tiempo a la consulta médica e inclusive se interesaba por los aspectos de la vida personal de Alejandra, dentro de ese marco emocional ella le contó de sus penurias, de sus anhelos, sus frustraciones, y encontró en el médico la figura de alguien auténticamente interesado en brindar ayuda a sus pacientes. Ya en el plano estrictamente médico, Fernando pasó a realizarse la revisación de rutina, a la vez que le comentaba los cambios que se iban dando en su organismo y también lo que le esperaban, le dijo que la explosión hormonal en la que se encontraba traería cambios no solo en su cuerpo sino también en su ánimo, inclusive su libido se incrementaría en forma muy importante, a lo cual ella le dijo que si eso pasaba se encontraría en problemas porque estaba sola. Fernando, le dijo entonces que no tuviera pudor en masturbarse llegado el caso. Ante la cara de asombro de Alejandra, quien no estaba acostumbrada a que se hablara “normalmente” de sexo, Fernando le aclara que la masturbación es un fenómeno normal, que no tenía nada de malo, etc. etc. Y en plan de romper prejuicios y de tratar de implementar medidas preventivas, le dice a Alejandra que debe realizar periódicamente un examen de mamas. A modo ejemplificador, el médico le indica como se realiza, para ello toma con sus manos los pechos de Alejandra, e inmediatamente siente como el cuerpo de la mujer manifiesta un rápido y ligero estremecimiento, eso era esperable para el, dado las explicaciones que le había brindado. Pero ella no puede evitar sentirse avergonzada, a la vez que le produce un intenso placer ese masaje, esta enfrentada a la ambivalencia de sentir deseo de seguir y el pudor por sentir tanta lujuria. Por su parte, si bien Fernando está acostumbrado a esta situación, no puede dejar de reconocer que Alejandra es una chica excepcionalmente bonita, y que su cuerpo, fruto de la maternidad, ha adquirido una voluptuosidad subyugante, lo cual se articula a su vez con la vulnerabilidad que transmite la chica, que hace un cocktail ciertamente explosivo. Fernando, entiende que esta emprendiendo un camino peligroso, como quien se adentra en una senda de montaña que solo tiene una mano y que una vez inmerso en el, no queda otra posibilidad que llegar hasta el final del mismo… En ese momento, toda la palma de su mano es cubierta por las tetas de Alejandra, más aún, no alcanza a cubrir todo el volumen, por lo que chorrean por sus costados las carnes de ella, entonces decido retomar el movimiento, nada mas que esta vez no solo toco su contorno, sino que frota sus pezones, todo ello sin correr todavía el blanco corpiño que las contiene y del cual sobresale la oscura areola del pezón. Llegado este momento la muchacha ya no puede dejar de emitir un gemido de placer, sintiendo inmediatamente una vergüenza terrible. Fernando, sabiendo que ha pasado ya el límite, pone sutil y ligeramente la mano sobre la boca de Alejandra, como invitándola a continuar y despreocuparse del momento, inclusive le dice que no se sienta mal, que el esta dispuesta a tener una relación entrañable con ella, ante la mirada extrañada de ella pero a la vez pasiva, Fernando saca hacia fuera las ubres de ella y comienza a lamerlas. Ahora si, Alejandra gime y ya no es reprendida por ello, la combinación de los sonidos del placer vertidos por la chica sumado a sus dulces pezones generan en el médico una sorprendente erección, el toma la mano de la muchacha y la conduce, a manera de autorización hasta el cierre de su pantalón. Ya no hace falta mas indicaciones, la chica toma el miembro y diestra lo sacude a toda velocidad. El lo orienta hacia su boca, la que engulle toda el pedazo de carne hasta casi la base del miembro. A Fernando, lo sorprende la destreza oral de la chica, y mas aún cuando ella le pide que le acabe en su boca. El cree que lo que la chica le solicita es que termine sobre su rostro; pero no, Alejandra ya lleva muchos años de tragar semen, y siente que este es el primero realmente importante en su vida. En la cima del paroxismo Fernando extrae el miembro para rociarle la cara, cuando ella lo toma y en el momento culmine lo introduce en su boca en toda su profundidad, en esta instancia las fauces de la chica se han convertido en un vagina sedienta, y en su interior desparrama su leche mas caliente. Alejandra, cual niña golosa no deja escapar ni una gota. El asombrado de la pericia de la niña, esta seguro que esta relación con su paciente deparará mas sorpresas…..
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