Monday, December 11, 2006

Alicia en el País de las Maravillas (2° parte)

A próxima sesión de psicoterapia a la que concurrió Alicia estaba atravesada por un clima de alto erotismo, producto de la sesión anterior donde las historias que había contado habían calentado el ambiente, en particular la narración de sus experiencias sexuales con Laura y las fantasías que había desplegado la visión de esa chica, que a posteriori resultó ser la mujer de Eduardo. Luego de culminar la sesión y como buen psicoanalista que era, se quedo estudiando el material que había desplegado su paciente y llego a la conclusión que cuando comenzó el comentario respecto de esa chica que la había excitado, sabía que era su esposa, y Alicia mantuvo hasta el final el secreto por una cuestión estratégica. Es decir que el propósito de Alicia al realizar esos comentarios no era tan "ingenuos", es decir no estaba preocupada por las fantasías que le provocaba esa joven de polera sugerente, sino que introdujo ese elemento en la sesión con el afán de calentar a su analista, de sacarlo de una posición neutral incluyendo una persona de su familia. Por otra parte, en una pequeña ciudad como la que vivían no era extraño que la gente se conozca, sobre todo cuando es un profesional.
Asimismo, contar la experiencia con Laura no hacía mas que ratificar su disposición bisexual, con lo cual el mensaje era: me calienta tu esposa y me gustaría cogerla, además ya tengo experiencias anteriores en ese sentido. Obviamente, que esta no era una situación necesariamente conciente, pero si bien hasta ahora no había quedaba claro el motivo de consulta de Alicia, a partir de ahora lo que se despejaba es que Alicia había sacado el turno con el objeto (conciente o no) de dar rienda suelta al objeto de su deseo.
Para ello Eduardo tenía decidida la solución terapéutica, Alicia había concurrido vestida de tal forma que quedaba claro el particular esmero que había puesto en los detalles de su vestimenta, parecía que en vez de ir a terapia iba a una "fiesta". Y de alguna manera ese era su anhelo ....
La ajustada blusa traslucía un sujetador que aprisionaba sus pesadas tetas, a simple vista se palpaba que la dimensión del corpiño no daba a basta a contener tanta carne y que por sobre sus limites y contornos brotaba la pulpa de sus pechos pidiendo a gritos ser liberados de tamaña presión. El botón delantero de su prenda estaba desabrochado de tal forma que pretendía ser un "descuido" al vestirse, cuando en realidad quería poner de manifiesto lo estrecho que se encontraban sus tetas, apretándose una contra otra de tal forma que realzaban su delantera en un generoso escote. Invitada a recostarse sobre el diván, se acuesta cruzando sus piernas y exhibiendo las medías de color negro que se prolongan hasta el límite de lo visible. Eduardo hace comentarios introductorios de rigor y posteriormente le manifiesta que en función de lo que había relatado en la sesión anterior, entendía que era importante que ella pudiera asumir su posición sexual en forma no reprimida, para que así descubriera quien era realmente y se dejara de engañar asimisma.
Acto seguido, hace ingresar por una puerta interna a su mujer quien se ubica siguiendo las instrucciones de Eduardo estratégicamente sobre un sillón de dos plazas en diagonal al diván. A continuación le pregunta a Alicia si ella era la mujer con la cual había tenido las fantasías; a lo cual Alicia aún sorprendida y poniendo cara de ingenua baja la mirada y asiente con su cabeza. Eduardo le dice a su paciente que tanto despliegue verbal en relación a la sexualidad debería condecirse con una actitud similar, entonces se acerca a su esposa besándola apasionadamente en su carnosa boca, acto seguido mira a Alicia y le pregunta si aún esta intrigada por los pechos que se esconden tras la polera: ¿Te gustaría ver sus tetitas, no? , te gustaría saber si tienes sus puntitas erectas?, a lo que Alicia responde inmediatamente que sí. Internamente siente que sus jugos inundan su cavidad vaginal, desea fervientemente avanzar sobre el cuerpo de esa mujer y arrancarle de un vez esa polera para chuparle y exprimirle los pezoncitos, pero no se atreve. No puede creer que a escasos pasos suyo se encuentra la mujer que fue objeto de tanta calentura, en ese instante piensa y recuerda la cantidad de noches que se hizo la paja pensando en esa imagen, en ese cuerpo sugerente, en ese rostro de facciones tan seductoras, en esa mirada inocente y perversa al mismo tiempo, días tardes y noches en que se pajeó febrilmente hasta dejar su clítoris rojo fuego de tanto tocarlo, frotarlo, como a una lámpara de Aladino donde en vez de aparecer el genio, el resultado era un sonoro aullido orgásmico.
Eduardo posa su mano sobre la polera de su mujer, a la altura de sus tetas y comienza a masajearlas en forma circular, en Alejandra el rostro va tomando distintos matices y Alicia no puede dejar de mirarla y excitarse con ese cuadro. Eduardo no cesa en el manoseo de su mujer, dirigiéndose hacia Alicia le pregunta: ¿te calienta?, ¿te gustaría pajearte?, mientras tanto no para de toquetear a su mujer, quien a su vez ya ha posado su delicada mano sobre el bulto de su marido que a esta altura empieza a cobrar una dimensión que se hace visible a través de su pantalón. Eduardo se sienta en su sillón y continúa prodigándose placer autoeróticamente franeleando su pija, mientras tanto Alejandra comienza a moverse en forma cadenciosa, como si fuera una stripper ante un improvisado público, lo suyo es realmente maravilloso, mientras sus caderas se sacuden sensual y lentamente hacia un y otro lado, con sus manos franelea sus tetas a través de su polera. Alicia contempla la escena con absoluta calentura, no puede creer que esa mujer que tiene adelante esté tan fuerte, arde en deseos de cogerla, si no fuera porque es una mujer respetable del pueblo, diría que es una puta profesional, de esas escorts de hoteles 5 estrellas que solamente se la cojen personas con mucho dinero, que figuran en catálogos muy reservados y que nadie sabe absolutamente de su actividad de acompañante.
A todo esto, Eduardo mira hacia Alicia y le dice que si quiere seguir mirando va a tener que pagar, que los honorarios son otros; ella caliente como está pagaría aún lo que no tiene para proseguir con esa escena. Entonces Eduardo le dice que deberá poner el cuerpo si no le alcanza, seguidamente Alejandra comienza a desvestirse en forma muy lenta sin dejar de mirar a su marido, quien no aguantando más la presión de su pantalón saca su verga al aire. En este instante le dice en tono imperativo a Alicia: "pajeate putita, no te das cuenta que se nota la cara calentona que tenés". Ella como disciplinada alumna, se toca sus tetas y posteriormente las liberas del yugo del corpiño, revelando en ese acto la excitación que recorría su cuerpo al dejar al descubierto dos pezones enormes totalmente erectos. "Se nota que te haces la paja todos los días, yo te voy a curar" le dice Eduardo. A todo ello Alejandra deja al descubierto sus tetitas, cuya redondez y color excitan aún más a Alicia, tal cual había imaginado sus pezoncitos eran unas puntitas carnosas deliciosas, no parecía que esas tetitas hubieran atravesado la lactancia. Pensando en ello se calienta fantaseando lo hermoso que habrán estado esos pechitos durante un embarazo, se los imagina todos duritos y llenos de leche, piensa en Alejandra apretándolos y desgranando un chorro a presión de deliciosa leche, se representa a ella misma mamando esas tetitas y recibiendo sobre sus labios una lechada nutriente.
Alejandra se recuesta sobre el sillón de dos plazas y Eduardo acude rápido hacia allí, y hunde su rostro sobre las tetas de su mujer con cara de desesperado, como si fuera un caminante en el desierto que encontró un oasis donde calmar su sed, chupa y mordisquea esas tetas hasta generar manchas de coloración violácea producto de la succión y presión ejercida, Alejandra toma el miembro de su marido y lo masturba rítmicamente como si fuera una coctelera llena de jugos en su interior, alterna este batido con masajes en la bolas, luego engulle con su amplia boca toda la pija produciendo gemidos de intenso placer en él . Mientras saborea el poste caliente mira con ojos de gata en celo a Alicia, quien a esta altura ya se ha levantado la pollera y se pajea con su delgada bombachita, mientras que su otra mano no para de apretarse los pezones. Ante la vista de esa mujer que mama sin parar la pija de su marido no puede contener más la calentura y acaba gritando como si la estuvieran desvirgando con un bate de béisbol. Es que dicha situación le hizo recordar otras escena que vivió hacia muchos años atrás con la novia de su hermano, Silvina una chica de clase media- alta, lo que se dice una chica bien y aparte era muy liberal en su forma de ser. La relación que tenían era entrañable y de muy compinches, incluso solían intercambiarse la ropa con motivo de algún evento o fiesta, en una de esas circunstancias Alicia se había quedado contemplando los pechos de su futura cuñada, no fue algo adrede simplemente le ocurrió, de golpe se encontró mirándolos y Silvina rápidamente se percato de ello y tomándoselos y elevándolos con sus manos le dijo: "¿te gustan?", Alicia se sintió abochornada inicialmente, pero no alcanzó a dar la respuesta que su cuñada le comenta: parece que es un cuestión de familia porque tu hermano se vuelve loco, con solo verlos se le para, se le pone dura como un garrote y no sabes la tremenda pija que tiene tu hermano. Escuchar esto le provocaba a Alicia sensaciones encontradas, que iban desde el pudor y vergüenza hasta la excitación, escuchaba lo que le contaba y mientras por un lado le parecía mal lo que le decía su cuñada, por otro ansiaba que siguiera contando cosas. Sin detenerse Silvina le dice: no se si viste el miembro de tu hermano, pero que el te vio las tetas a vos seguro, mas aún me dijo que sus primeras pajas se las hacía pensando en vos. Que en mas de una oportunidad siendo pendejo se metió en tu cuarto y te sacaba los corpiños y se pajeaba tocándolos y sintiéndolos, que inclusive prefería pajearse con los usados porque tenían impregnado el olor de tu cuerpo y que en más de una ocasión tuvo que lavarlos el sin que te dieras cuenta porque los llenaba de leche. También cuando empezaste a tener novios y llegabas mas tarde a tu casa, se pajeaba pensado en tu cuerpo recién cojido y se imaginaba que llegabas con tu cuerpo lleno de leche aún caliente y eso lo enloquecía. Toda esta historia termino con Silvina proponiéndole si no le gustaría ver a su hermano cogiéndola, que esa era una fantasía que siempre le calentaba y que si mantenían el secreto ella podía esconderse en el ropero de su cuarto y observar desde las rejillas de la madera, lo calentón que era su hermano. Luego de unas semanas de vacilaciones y retomando esporádicamente las charlas se decidió y presenció una terrible encamada, de la cual entre otras cosas le quedo grabado el momento donde su cuñada se metía hasta donde su garganta le permitía la pijota de su hermano que realmente era asombrosa, todo ello haciendo la 69 mientras Silvina miraba con cara de puta hacia el placard sin dejar de chupar y tragar.
La situación presente le hizo recordar aquella escena, mientras tanto Eduardo sentado sobre el sillón, le indica a su mujer que se monte sobre su verga, pero mirando de frente hacia Alicia, quien viendo la fenomenal cojida no puede evitar comenzar a masturbarse nuevamente. Arde en deseos de unirse a la orgía, pero espera la señal de su Terapeuta quien como sacerdote del sexo maneja los hilos de la situación. Finalmente, mientras Alejandra no para de cojerse la pija como si fuera una niña jugando en un sube y baja, Eduardo desde atrás toma con sus manos los pechos de su mujer y entre jadeos le pregunta a Alicia: "¿queres comerte las tetitas de mi mujer?, vení putita". Ante la autorización, se avalanza sobre la humanidad de Alejandra; pará desesperada le dice Eduardo, vas a cojerla cuando yo te diga. Nuevamente toma las tetas de su mujer que se bambolean hacia arriba y hacia abajo y le dice a una Alicia totalmente excitada y que no para de pajearse, chupáselas. En el acto, Alicia posa su lengua húmeda y caliente sobre los pezones erectos de Alejandra, realiza movimientos circulares con su lengua y luego engulle todo el pezón dentro de su boca, aumentando su presión y estirándolos hasta el límite de lo tolerable, su rostro desaparece entre las tetas de Alejandra.
Eduardo, le indica: "ahora comele el clítoris", sumisamente Alicia baja y mientras observa como la pija entra y sale de la vulva de su mujer, lambetea los sexos que se unen, luego se dirige hacia las bolas de el chupandolas en el medio del febril movimiento. Alejandra alcanza el orgasmo, Eduardo le dice a su mujer que incorpore y le ordena a Alicia que se chupe el polvo que se había echado su esposa. A dicho fin Alejandra se recuesta, Eduardo se pone de pie y le abre las piernas a su mujer como si estuviera en posición ginecológica y Alicia se abalanza en cuatro patas sobre la hermosa concha que tiene ante sí, saboreando todos los fluidos que emergen mientras que con su otra mano no para de masturbarse hasta llegar a un nuevo orgasmo que se multiplica infinitamente en contracciones multiorgásmica. Ante esa visión, Eduardo no contiene mas y hace estallar su esperma sobre la boca de su mujer. Para reunirse finalmente los tres en un beso donde con sus caras apretadas entrecruzan las lenguas como hilos que se entretejen.
Eduardo le dice: bueno creo que con un par de sesiones más te puedo dar el alta.

D. G . Nerado

Er�tica Mente... Cuentos Calientes

Er�tica Mente... Cuentos Calientes

Friday, August 04, 2006

Alicia en el País de las Maravillas (1° parte)

Alicia concurría a su sesión de psicoterapia desde hacía tres semanas, el motivo de consulta no estaba claro para Eduardo su terapeuta, lo cual era particularmente extraño ya que habitualmente se puede deducir desde la primera entrevista qué es lo que impulsa al paciente a pedir un turno con el psicoanalista. Estados depresivos, angustias, miedos, fobias, actos impulsivos, obsesiones, frustraciones, disfunciones sexuales, eran los elementos habituales con que la gente se presenta, pero en este caso no se deducía en forma clara. Pero, en esta sesión algo iba a cambiar...
Alicia comenzó relatando lo inquieta que la tenía últimamente ciertas fantasías que se daban en torno a una chica que había visto caminando por el centro de la ciudad, el encuentro había sido fortuito, eventual, y quedo particularmente impresionada con la belleza de su rostro, mas allá de las delicadas facciones de la cara, lo insinuante era lo que la misma transmitía, era una amalgama perfecta que conjugaba una especial mezcla de rictus angelical con prostituta. Aunque la chica observaba las vidrieras comerciales sin acusar recibo de ser objeto de sus miradas, Alicia penso al instante que debería estar acostumbrada a ser mirada, y por esa razón no reparaba en los ojos clavados sobre su figura. En su vestuario se destacaba el buen gusto, era una chica delicada, muy femenina; esa visión le generaba un frenesí donde no podía dejar de mirar, veía su polera y como un flash se le representó su bello cuerpo desnudo, imaginaba tras su ropa suaves tetitas con turgente pezones, acorde a la vestimenta exterior no cabía luagar a dudas que su lencería estaría acorde y era particularmente escogida, o tal vez incluso no llevaba ropa alguna tras el abrigo. Mas aún, mirándola con detenimiento daba la impresión que sus puntitas se encontraban erectas quizás producto de la temperatura invernal o porque no, a consecuencia de un estado de excitación.
Con sus 43 años no era la primera vez que Alicia sentía particular atracción por personas de su mismo sexo, pero relata que nunca había sentido algo tan vivaz y rápido con solo mirar a alguien. A todo esto, Eduardo le solicita que amplíe la información respecto a otras experiencias, a lo cual su paciente comenta que cuando curso estudios Universitarios había tenido sus primeros acercamientos. Todo había ocurrido con una compañera de la Facultad con la cual se reunía periódicamente a estudiar y con la que se había generado una amistad muy importante, de esas donde se cuentan mutuamente las experiencias mas íntimas, ella estaba al tanto de los distintos novios y amantes que había tenido Laura, tal era su nombre, y recíprocamente Alicia le había comentado su corto pero rico historial. Ese día no tenían ganan de estudiar no obstante que faltaba muy poco para la fecha de exámenes y habían caído en charlas mundanas; acompañaron las horas del caluroso mes de Marzo con abundante cerveza, a lo cual se sumo algún que otro tequila producto del reciente viaje que Laura había emprendido por tierra Azteca, visitando tanto las costas del Atlántico como del Pacífico, puntualmente Acapulco. La conversación rondaba justamente en torno a dicho periplo, mas específicamente respecto de los amoríos que había mantenido y recordaba la experiencia mantenida con un turista Europeo ... en este punto Laura parece vacilar sobre avanzar en el relato o detenerse, lo cual sorprende a Alicia dada la habitual verborragia y espíritu extrovertido de su amiga. Finalmente prosigue en la historia del visitante del Viejo Continente, aclarando que en realidad se trataba de un matrimonio...he aquí el punto que ruborizaba a Laura. Dicha pareja en forma acorde a la Cultura de la cual provenían realizaba habitualmente topless, y Laura aprovechando el anonimato y la distancia de su País se animó a incursionar en dicha práctica. Hasta ahí nada asombroso o digno de destacar, a no ser por las penetrantes miradas que le dirigía la turista; el tema en cuestión es que su marido se le acerco a Laura y la invitó a compartir con la pareja unos tragos. Dicho encuentro posteriormente se traslado a la cena en uno de los restaurantes del Resort, para concluir en la habitación del matrimonio en una ambiente muy relajado en todo sentido, donde Laura fue seducida insistentemente por la pareja a sumarse a un menage a trois, situación que al principio resistió para sumarse finalmente al bacanal sexual. Recordaba en particular la penetración anal de la que había sido objeto, no creía que su pequeño culo podía digerir el imponente miembro del hombre. A dicho efecto su esposa se encargo de lubricar adecuadamente el erecto mástil por medio de una larga succión y posteriormente lo cubrió con una emulsión a fin de facilitar la tarea. Esta situación se repitió en los dias restantes, con el agregado que en las últimas oportunidades solamente tuvo sexo con la mujer, donde para su sorpresa alcanzó los picos de placer mas altos.
Comentada esta historia, Alicia paso de la sorpresa inicial del relato a sentir una gran excitación... su vulva se encontraba totalmente húmeda. Dicha circunstancia le generaba sentimientos contradictorios, por una lado quería que Laura le contara más detalles pero al mismo tiempo la habitual timidez de Alicia se hacia presente. La diferencia en esta oportunidad se daba por el hecho que la ingesta alcohólica como es sabido levanta los diques de la represión y en función de ello se animó a confesarle a su amiga que el relato la había calentado. Dicho esto, Alicia notó que su amiga la comenzó a observar con un brillo distinto en su mirada, animada también por los vapores etílicos, Laura la interroga sobre si le interesaría ver como le quedó dilatado su culito luego de practicar tan reiteradamente el sexo anal, a lo cual si bien Alicia no dice expresamente que si, su mirada trasluce una tácita aprobación. Mas aún, se le nota a Alicia que está muy caliente y que quiere más. Laura se recuesta sobre un sillón que eventualmente hace de cama cuando sus amigas se quedan a dormir, se inclina de costado dando su espalda a Alicia, pero con una torsión de su cuello para no dejar de mirar profundamente a Alicia. Baja su recortada y desflecada bermuda de jean dejando asomar una diminuta tanguita de encaje blanco, que se entierra en la zanja del culo, partiéndolo en dos como si se tratara de un arado abriendo el surco de la tierra en dos. El trasero de Laura como fue dicho era pequeño, pero totalmente firme no existía en él marca alguna de celulitis, además era absolutamente acorde y proporcional a su menudo cuerpo, sus cachetes parecían dos esferas pequeñas, compactas, trazadas con compás. A diferencia de su amiga, el cuerpo de Alicia es absolutamente voluptuoso, de su torso penden dos tetas enormes, cuyo tamaño gusta de poner de relieve usando ropa muy escotada y ajustada, utilizando corpiños armados que encorsetan y aprietan sus glándulas mamarias, sabe que con ellas calienta mucho, fue objeto de comentarios ya desde la adolescencia cuando a sus compañeritas apenas tenían dos puntitas, en ella el volumen de sus tetitas, abultando llamativamente el uniforme escolar provocaban las miradas de los chicos de la clase. Luego sus primeros noviecitos estaban desesperados por chuparle las tetas, aún siendo virgen y no permitiendo ser penetradas mas de un novio vertió sobre sus protuberancias el esperma caliente.
Laura masajea sus carnes y abre su culo ofreciéndolo a Alicia como si fuera una flor dispuesta a entregar sus más delicioso néctar. Acto seguido y sin dejar de mirarla fijamente le dice en tono imperativo: "chupalo". Alicia escucha el pedido como una orden a la cual no puede sustraerse ni negarse, por el contrario siente a su concha totalmente húmeda. Se acerca con su rostro, al principio tímidamente pasea la lengua por la cola de Laura, ésta le vuelve a ordenar: "te dije que lo chupes" , y con su mano toma la cabeza de Alicia y la empuja contra su ano como en señal de reafirmación. En esta instancia, Alicia hunde su lengua en la profundidad del orificio trabajándolo afanosamente. Los gemidos de Laura no se hacen esperar y mientras su amiga chupa febrilmente, sus dedos se dirigen hacia sus tetitas haciendo a un costado el pequeño triángulo de encaje que oficia de soutien y que en ese momento se interpone como obstáculo para llegar a sus pezones, lo que a esta altura parecen dos chupetes que claman, exigen ser chupados y mordidos. Con sus dedos los aprisiona, los estira, siente a Alicia como a una esclava cuya única función es procurarle placer. Simétricamente, ésta arde de calentura mientras chupa el culo, pensando en la inmensa pija que lo abrió una y otra vez y en cuyo interior derramo chorros enteros de espeso semen. Alicia hierve de deseo imaginando en el cuerpo de su amiga absolutamente cojido por la pareja, ese mismo cuerpo que ahora ella puede besar, acariciar y chupar, reducido a un objeto de placer para otros.
Seguidamente, Alicia cambia de foco y dirige su lengua hacia el orificio contigüo, se detiene por un instante para contemplar con la vista la imagen que tiene frente a sí, en mas de una ocasión había visto a Laura desnuda y siempre le atrajo el escaso y suavemente enrulado vello púbico de su amiga, parecía una delicada pelusa rubia. Nuevamente y entre gemidos Laura ordeno: "chupame la concha, puta". Escuchar esto la calentó aún más, y entonces con sus dedos desplegó los labio vaginales de su amiga, dejando al descubierto el clítoris de ella que emergía cual pene atrofiado, cuya coloración roja hablaba de la terrible excitación que tenía por estar totalmente inyecto en sangre.
La lengua de Alicia trabajo afanosamente y sin pausa sobre el apéndice caliente de su amiga, quien se encontraba aullando como una gata en celo. Para terminar la obra introdujo sus dedos en el interior del esfínter anal de Laura, todo ello sin dejar de lambetear, chupar y mordisquear el clítoris. En ese momento, los alaridos de intenso placer y los jadeos que entrecortaban la respiración fueron seguido de las últimas palabras de parte de Laura: "te acabo puta, te acabo puta de mierda". Un sonoro grito final, salió de la boca caliente de Laura, mientras su pelvis y cuerpo entero era surcado por espasmos involuntarios que daban cuenta del epílogo orgásmico.
Mientras Alicia comentaba estos acontecimientos con tanto lujo de detalles, su terapeuta se interroga con que sentido la paciente narraba minuciosamente los hechos, o dicho de otra forma: que quería conseguir de su terapeuta. La pregunta hallo respuesta, cuando Alicia le comento que la chica hermosa con la cual se había encontrado en la calle y con cuya figura se había masturbado en reiteradas ocasiones, la vio días después del brazo de un hombre, que casualmente era el, su terapeuta. Es decir su amada esposa, Alejandra. Pero esa, es otra historia....

Tuesday, August 01, 2006

Fantasía Triangular

Hacía mucho tiempo que Graciela venía fantaseando con la posibilidad de un encuentro sexual con Gastón, lo que no sabia es que esa noche se iba a dar la ocasión. Ese día se realizaba el clásico festejo de fin de año de la Empresa, se conocían desde hace mucho tiempo, 10 años aproximadamente, tenían un alto nivel de confianza y comunicación; hablaban de sus dramas sentimentales en relación a sus parejas con un nivel de confidencialidad que estaba in creyendo en los últimos meses. Se había producido el típico pasaje de relatar anécdotas simples, amplias, comunes a confesiones íntimas, inclusive aquellas que dejan mal parada a la pareja. A el siempre le había gustado ella, observo sus distintas transiciones, la maternidad , la educación y crianza de sus hijos. Pero siempre existía un tinte sexual en sus charlas, claro está que mediatizado por la comicidad; la cual permite por la vía del chiste la vehiculización de expresiones que de otra forma serían inaceptables entre dos personas que se declaran solo amigas.
A Gastón le gustaban las amplias caderas de ella, su imponente culo que en los últimos tiempos había engordado quizás en demasía pero que se compensaba en la suma de voluptuosidad. Sus generosas y amplias tetas conservaban el majestuoso volumen aunque su firmeza había cedido tras la lactancia. Pero independientemente de ello el cuadro general era muy caliente: grandes caderas, gran culo y tetas enormes. Generalmente, dada su innata vergüenza y pudor, Graciela solía usar ropa que disimulaba sus pechos, esa noche era la excepción, había dejado de lado esa preocupación habitual. Había fantaseado en mas de una oportunidad en ser cojida por Gastón, más aún en alguna oportunidad mientras cojia con su marido, había fantaseado que esa pija que entraba y salía vertiginosamente de su humanidad en realidad era de Gastón y que su marido observa la escena masturbándose. Esta fantasía había sido muy eficaz y con ella llego al orgasmo mas de una vez. Ahora tenía la oportunidad de encamarse con el autor de su fantasía. El estaba relativamente ebrio y le propone retirarse en mitad de la fiesta, con la excusa de llevarla luego a su domicilio; la forma insistente de la propuesta traslucía intensiones que van mas allá de la gentileza. Efectivamente era así, al poco tiempo de abordar el vehículo detiene la marcha y le propone rematar la noche de una manera, distinta, permitirse dar rienda suelta a la fantasía y al placer, ella al principio se siente cohibida, inhibida, irrumpe su conocida timidez y vergüenza, pero por dentro la idea le calentaba, es mas se sentía terriblemente exitada y que el descubriera esa circunstancia le daba mas vergüenza aún. Todo ello, ceso cuando el se abalanza sobre ella y con sus labios cubre por entero su boca. Rápidamente su lengua recorre su escondida intimidad y se entrecruza vertiginosamente con la de ella; no fue mucho el tiempo necesario para que sus manos recorrieron su corpiño calado y de encaje, la promesa visual de la generosidad de sus pechos se hacía presente al palpar con su mano tanta carne deliciosa, enseguida noto que sus pezones estaban erguidos, pedían, imploraban, ser chupados y mordidos. Ella a su vez y en señal de aprobación y reciprocidad deslizo suavemente su delicada mano en la prominencia del pantalón de Gastón y noto que pese al alcohol y la edad sus reflejos estaban intactos. Pronto su mano hizo a un lado el corpiño que encorsetaba en forma imponente sus tetas para poder trabajarlas directamente sin intermediarios, ahora sí tenía en sus manos el tesoro tantas veces anhelado. Pronto dirigió su boca a la región para chupar tan deliciosa ofrenda. Ahí noto tal como lo había soñado que sus pezones eran una enorme circunferencia marrón de tamaño extraordinariamente mayor al promedio de las mujeres, rematada por dos puntas gruesas y duras, hacia la cual dirigió su boca tratando de contener toda su carne en el interior de sus fauces, luego procedió con ligeros mordiscos sobre esta puntas, cuyo resultado fue erectarlas aún más. En esa geografía resaltaba las abundantes pecas que tapizaban sus pechos. Graciela no pudo contener gemidos de placer y poner al descubierto algo tantas veces ocultado, le gustaba ser cojida y se calentaba con suma facilidad,. Para cuando la mano llego a su entrepierna, su concha echaba fluidos a borbotones y pedía a gritos que la boca de Gastón se sumergiera en sus profundidades. Cuando el dejo al descubierto su miembro, Graciela lo llevo a la boca y mostró en el acto todo su oficio, mamaba con gran destreza el miembro. En la chupada se destacaban sus prominentes y carnosos labios, imprimiendo progresivamente a la chupada un ritmo frenético, alternando la pija con las bolas , las cuales eran engullidas y lambeteadas cual sabroso manjar.
Ante tanta excitación se dirigieron a un Hotel Alojamiento para poder dar rienda suelta a tanta calentura, en su interior se fundieron en un solo cuerpo adoptando la posición conocida como sesenta y nueve, Gastón abrió el culo de Graciela como los gajos de una naranja y su lengua jugó con el orificio, mientras tanto retiraba con sus dedos el flujo que emergía de su concha para esparcirlo por el contorno de su extremidad anal. Simultáneamente el extremo de sus falanges buscaba ansioso el clítoris el cual sobresalía como diminuto pene en prueba de franca excitación libidinal. Ella en tanto, no paraba de manipular el miembro el que, cual volcán en erupción , luchaba para evitar que el blanco magma no emergiera a la superficie y así prolongar el acto. Consciente que no podría soportar mucho tiempo mas tanta calentura se dispone a penetrarla; para ello se coloca boca arriba y calza sobre su palo erguido la dilatada concha de Graciela, Esta se encontraba totalmente humedecida y sus labios estaban enmarcados por una tupida mata de enrulados pelos negros. Sentada sobre su miembro, Gastón la toma por las grandes nalgas al mismo tiempo que su dedo índice se introduce en el portal de su culo invocando la fantasía de doble penetración, así le va imprimiendo el ritmo deseado al movimiento de sube y baja, ella a su vez aumentará progresivamente la frecuencia, disparándose en una escalada que solo cesará ante el estentóreo gemido orgásmico. Las piernas de Gastón, quedarán irritadas del continuo machacar de las voluminosas nalgas en repetido movimiento. Ante el sonido del placer emanado de la boca de Graciela, el siente que ya no podrá contener más tanta calentura contenida, y sin mediar palabra alguna extrae su pija de la caverna y la lleva a la boca y a las tetas de ella cual ofrenda ante el altar consagrado. Los chorros de semen emergen violentos sobre los labios proyectándose en diversas direcciones. La toma de los cabellos empuja de las mismos en dirección hacia su pene en franca señal de demandar su intervención. Graciela succiona el pene chorreante y en transición hacia el reposo luego de la farragosa batalla, cayendo por la comisura de sus labios los resabios acuosos de la eyaculación.
Por unos dias no se volvieron a ver, era difícil el reencuentro luego de haber traspasado los limites sociales que se le imponen a la amistad. Graciela le dice que se siento muy mala persona por lo que hizo, justo ella que enloquece a su marido con infundados celos. Al mismo tiempo y como plusvalía dada por la profundo conocimiento mutuo, el sabe de las fantasías amorosas de su marido respecto de un menage a trois. Valiéndose de esto y a modo de solución terapéutica Gastón le propone que en el despliegue del acto sexual y cuando el convoque como sacerdotiso a los demonios del Dios Eros la fantasía triangular tan habitual en Claudio, ella asienta a la misma agregando un elemento real, que le diga que ella tiene la impresión que si le ofrece participar de la figura geométrica a Gastón cree que aceptaría. Luego del coito, Claudio le interroga sobre la confesión realizada y los visos de realidad de la misma a lo cual ella , con manifiesto pudor, responde en su creencia afirmativa.
Se realizan los preparativos y se fija la fecha, a modo de preámbulo realizan una cena, abundantemente regada con alcohol a modo de desinhibidor, al principio se sienten incómodos, acusando recibo de la distancia entre la fantasía y la concreción de la misma, paulatinamente y botellas de champagne mediante, se distienden. El tema es quien da el primer paso. Concluida la cena y la sobremesa, Claudio sale de la cocina y toma a Graciela por detrás, estampando un beso por sobre los lóbulos de la oreja, sus manos se dirigen a sus pechos y comienzan a masajearlos en sentido circular, como consecuencia de esta situación sus tetas se marcan de manera manifiesta, como presa que busca escapar de la trampa a la cual se halla sujeta. Todo ello ante la visión de Gastón que correspondientemente comienza a friccionar su pantalón. Avanzando aún más, Claudio desprende los botones de la ajustada blusa de encaje, dejando al descubierto el armado corpiño negro cuya estructura realza y elevan las enormes tetas de Graciela, cuya pálida piel se torna rojiza con facilidad ante la fricción, poniendo de relieve las abundantes pecas que la tapizan. Esta imagen calienta aún mas a Gastón quien desea unirse a la escena pero aún espera por pudor el guiño cómplice del marido dándole la bienvenida al trío. La espera y la visualización aumenta la ansiedad y con ello el deseo, Claudio dice a manera de interrogante cuya respuesta se descuenta, sí le gustaría chupar las tetas de su esposa, lo que Claudio desconoce es que él ya tuvo el gusto de conocerlas y más aún que vertió su leche sobre ellas; los pezones de Graciela se erectan destacándose la rugosidad de los mismos a la vez que adquieren un color morado intenso, señal inequívoca de la gran excitación que atraviesa. Vuelca su cabeza hacia atrás, mantiene los ojos cerrados y comienza emitir gemidos de placer mientras Claudio no cesa de franelearle las tetas que le colgaban por encima del corpiño, liberadas yá del yugo del corset y vencidas por su propio peso las masas carnosas chorrean hacia los costados imponentes, al tiempo que le susurraba que era una puta de mierda que le gusta comerse todas las pijas juntas.
Acto seguido Claudio levanta la minifalda de Graciela y deja al descubierto las ligas negras y el portaligas que contrastan con la blancura de su piel, introduce su mano através de esta, la masajea suavemente. El franeleo entre sus piernas va provocando en ella un contoneo que trasluce su deseo de ser abordada directamente; es como una suplica para que no dilate más la situación y le toquen la concha directamente. Claudio le dice: Si queres que te toque la concha y te la chupen vas a tener que implorarlo puta de mierda.... Te gustaría que Gastón te la chupe no?, te gustaría que te meta la pija hasta los huevos?. Definitivamente Claudio se ha apoderado del papel de maestro de ceremonias o mejor aún de director de orquesta y como tal marca los tiempos de la música y el momento en que deben entrar cada uno de los instrumentos. Vuelve su mano sobre la tupida mata de pelos que bordean la concha y posa ligeramente los dedos sobre ellos, livianamente, como un pequeño y sutil roce casi involuntario que genera en ella el ansia de más. Claudio hace las preguntas pero no espera de ellas respuestas verbales sino corporales, son los progresivos estremecimientos y gemidos de Graciela los que "hablan" , los que van afirmando cada una de las proposiciones de Claudio. En esto ella muestra escuela, denota que tiene esgrima, que es el rol habitual el que está interpretando que conoce los parlamentos, conoce las pausas, y como buena partenaire sabe respetar la puntuación de su papel, con la variante que ahora está Gastón para presenciar el espectáculo y muy pronto será co-protagonista. Esta espera de la entrada en escena es lo que va generando mas calentura, el tema es saber medir los momentos, graduarlos, la oportunidad para que no suene desafinada la melodía. De pronto irrumpe un nuevo elemento, Claudio le dice a Gastón que tome la filmadora que está en el armario e invita a que grabe las escenas que están por venir.
Entonces Claudio encontrándose de pie extrae su pija de entre su ropa, es dura, no muy larga pero destacablemente gruesa y le indica en tono firme a Graciela que le chupe las bolas, ella cual autómata comienza con la rutina, sentada por debajo de él extiende su lengua y emprende contras los huevos un movimiento mecánico, como perra que lame un hueso que le sabe gustoso. Paulatinamente la verga de Claudio ganaba en tamaño y la deposita dentro de la boca de ella; gesto ante el cual emprendió una agitada chupada. Mientras, Gastón cámara en mano registraba la escena en tanto Claudio vociferaba sos una puta barata, ni siquiera lo haces por plata, los haces de pura puta que sos, porque te gusta estar bien cogida. Finalmente, ante la invitación del marido, Gastón deja la filmadora y se dirije a las extremidades inferiores de Graciela y comienza a jugar con su lengua en los agujeros llenos de flujo y que a esta altura simulaban a una catarata. Al llegar al clítoris yá conocido, el volumen del mismo se encontraba ampliamente engrosado en virtud de la acumulación sanguínea producto de la excitación. Luego de descensivilizarlo con repetidas chupadas y toqueteos lo atrapa entre sus dientes graduando la presión en función de las exclamaciones de Graciela la que ante la crecida desmesurada de placer, va alternando paulatinamente la mamada con gemidos hasta que finalmente alcanza un orgasmo clitorídeo tras un grito de ahogo y los consiguientes espasmos de su pelvis.
Graciela queda ligeramente extenuada pero aún debe saciar el hambre de las dos pijas que tiene a su alrededor, para ello pasan al dormitorio principal donde Claudio le indica a Graciela que adopte la posición del perrito, ella obedece y su marido la aborda por detrás mientras ella introduce en su boca el pene erecto de Gastón. Claudio aumenta progresivamente la embestida, al mismo tiempo que dice: chupa puta, chupate esa pija que tanto te gusta...Simultáneamente comienza a acestarle cachetadas a las amplias nalgas de Graciela las que viran rápidamente de color hacia el rojo fuego. Se nota que a Graciela le gusta por los ruidosas gemidos que emergen de su boca ante la golpiza. Mientras tanto el pene de Gastón adquiere una dureza notable que suplica la rápida penetración. La visión de Graciela penetrada y golpeada lo excita aún mas. Claudio le dice a Graciela que se tire sobre la cama volcándose de lado, de forma tal que el pueda ver como se engulle el pene de Gastón. En esta posición, algo mas descansada, Gastón le toma las tetas a Graciela al mismo tiempo que tironea de sus pezones. Claudio saca su pene de Graciela e invita a Gastón a la penetración. Rápidamente Gastón se monta a Graciela sobre sus piernas y la penetra, mientras tanto Claune se pone de pie sobre la cama por detrás de Gastón y obliga a su esposa a que le chupe la pija. Gastón encuentra la concha de ella embebida de jugos que tornan ruidosa la penetración. Finalmente, Claudio se recuesta por completo sobre la cama boca a bajo y le indica a Gastón que coloque a su esposa encima de él en cunclillas, Graciela acomoda el pene de su marido entre sus piernas y al instante desaparece en su profunda caverna, simultáneamente Claudio abre las nalgas de Graciela como quien exhibe ostentosamente una joya valiosa, y le dice a Gastón: Te gustaría romperle bien el culo. Gastón asiente y calza el pene entre sus manos lubricándolo seguidamente con unas buenas chupadas de Graciela. Luego se ubica por detrás de ella y observa el dilatado agujero marrón que se abre aun más por la extensión de las nalgas que realiza Claudio. Parece una flor abierta que espera por el colibrí para que se introduzca en su interior. Gastón erecta aún mas su pija y finalmente emprende contra el gran culo de Graciela, quien simultáneamente emite un gran quejido. Los ojos de Claudio y Graciela no cesan de mirarse, como cómplices que han logrado cometer con éxito el objetivo, al fin la fantasía conjunta se ha realizado: Graciela cojida por dos pijas al mismo tiempo. Claudio contempla extasiado como se esposa es penetrada analmente, su excitación crece desmesuradamente y le dice a Graciela : te gusta como te rompen el culo puta de mierda, Gastón se da cuenta de la calentura de Claudio por lo dificultosa que se torna la doble penetración ante el engrandecimiento de la pija de Claudio que disminuye el espacio de su propia penetración anal. Los esposos se funden en un prolongado beso mientras Gastón no para de bombear el impresionante culo de Graciela, para facilitar la cojida la toma de sus amplias caderas y empuja firmemente. Ahora sí que Claudio no aguante más, extrae su pene dentre las carnes de Graciela y tras un profundo y ahogada grito vuelca el blanco esperma caliente sobre la boca de su esposa quien rápidamente engülle la leche en su boca. La acabada de Claudio se caracteriza por lo espesa, pareciera haber derramado yogurt sobre la cara de su esposa., seguidamente Graciela introduce el pene de Gastón en su boca y lo mama fuertemente ante la invitación de Claudio de acabarle en el interior de las fauces de su esposa, Gastón no se hace esperar y derrocha su genética en el interior de Graciela que ante el volumen de la eyaculación extrae el miembro chorreante y esparce los restos de esperma sobre sus labios.
Yacen ahora los cuerpos tumbados, jadeantes y desvalidos, estos es tan solo el comienzo...

Copyright by D.G. Nerado
Derechos Reservados
Se puedo reproducir citando la fuente del Blog